«Viajar no es exactamente lo que dice la Agencia Cook. Esta honrada empresa que se dedica a enseñarle el mundo a la gente es, sin saberlo, una especie de agencia funeraria de una muerte prematura, con guía y todo. Viajar, en su sentido más profundo es morir. Es dejar de ser una planta de albahaca a la ventana de nuestra propia habitación y deshacerse en sorpresa, en desilusión, en nostalgia, en cansancio, en movimiento, por ese mundo de Dios.
En este mismo momento, acostado en la cama de cualquier Hotel Continental, escuchando los pasos de un millón de personas en la Canebière, ¿qué es lo que soy? Una simple resonancia muerta de una vida lejana.
Cuando mañana me levante, resucite, y sea otra vez albahaca en mi país, ¿qué me quedará en las manos de este momento, de este día, de esta gran ciudad, de lo que he sido en ella? Nada, porque nada fue lo que Lázaro trajo de su sepulcro.»
(versión de Elosía Álvarez)
Diario (1932-1987)
Miguel Torga
En este mismo momento, acostado en la cama de cualquier Hotel Continental, escuchando los pasos de un millón de personas en la Canebière, ¿qué es lo que soy? Una simple resonancia muerta de una vida lejana.
Cuando mañana me levante, resucite, y sea otra vez albahaca en mi país, ¿qué me quedará en las manos de este momento, de este día, de esta gran ciudad, de lo que he sido en ella? Nada, porque nada fue lo que Lázaro trajo de su sepulcro.»
(versión de Elosía Álvarez)
Diario (1932-1987)
Miguel Torga